ÁRBOL DE LA VIDA 

Parte de la tradición Judea-Cristiana enseña que la recompensa principal de las almas escogidas y de los santos es comer del fruto del Árbol de la Vida que se encuentra en el Paraíso. Esto significa el don de la vida eterna que solo le pertenece a Dios, pero que el ser humano puede alcanzar a través de su purificación.

El Árbol de la Vida en la Cábala es un esquema o diseño formado por diez esferas o Séfiros, cada una de las cuales encierra en sí una de las características de Dios y del ser humano, además del universo creado. Las diez esferas en conjunto son una especie de archivo cósmico donde todo lo que existe está guardado. Cada esfera está regida por uno de los muchos nombres de Dios, uno de los coros angelicales y uno de los grandes ángeles. Las esferas tienen también una inmensa cantidad de atributos, como colores, números, piedras y planetas.

La Cábala enseña que si se saben los nombres de Dios, de los ángeles y los atributos de cada esfera y lo que esta contiene, es posible lograr todo lo que el ser humano pueda desear, ya que el Árbol de la Vida encierra todo conocimiento, además del gran poder de Dios.

De acuerdo a la tradición cabalística, al reverso del Árbol de la Vida existe otro Árbol, que es el Qliphoth, formado por diez Séfiros o esferas adversas o negativas. Estos Séfiros caóticos están en desbalance y son completamente opuestos a las fuerzas armoniosas del Árbol de la Vida. Por esto se consideran maléficos y corresponden a las regiones infernales. Esto significa que existen dos árboles, uno positivo y otro negativo, y ambos deben ser considerados para poder comprender del todo a la doctrina cabalística. Cada virtud, simbolizada por uno de los Séfiros o esferas del Árbol de la Vida, tiene un vicio correspondiente, simbolizado por el Séfiro opuesto en el Qliphoth. Los dos Arboles son como las dos caras de la misma moneda y el mundo material, representado por la esfera de Malkuth, está colocado en la cúspide o primera esfera del Qliphoth. Se dice que Malkuth es una esfera o Séfira caída, porque fue separada del resto del Árbol de la Vida por el pecado de Adán. Debido a que el mundo material descansa sobre la primera esfera del Qlíphoth o Árbol Infernal, la influencia de estas fuerzas oscuras se dejan sentir continuamente sobre la Tierra.

El Árbol de la Vida representa estados cósmicos en distintas etapas de evolución y su poder es universal. Es posible, una vez que se tiene este conocimiento, comer el fruto del Arbol de la Vida. Pero para lograr esto, es necesario saber como utilizar este conoci-miento, que solo es posible a través de los ángeles que rigen las esferas.

En la lista que sigue están los nombres de las esferas, con el nombre de Dios, el coro de los ángeles y el nombre del ángel principal que las rigen.

En la magia angelical de la Cábala se pueden invocar los ángeles de las esferas para lograr algo que se desea.


El Árbol de la Vida es uno de los más conocidos símbolos de la Geometría Sagrada. La estructura del Árbol de la Vida está conectada con las sagradas enseñanzas de la Cábala Judía, mas puede ser hallado 3,000 años antes en Egipto.

Es posible observar la estructura del Árbol de la Vida en muchos sitios alrededor del universo conocido. La estructura está representada en la naturaleza y se relaciona a la Flor De la Vida.

El árbol de la vida es uno de los símbolos cabalísticos más importantes del judaísmo. Está compuesto por 10 esferas (sefirot) y 22 senderos, cada uno de los cuales representa un estado (sefirá) que acerca a la comprensión de Dios y a la manera en que él creó el mundo. La Cábala desarrolló este concepto como un modelo realista que representa un «mapa» de la Creación. Se le considera la cosmología de la Cábala.

Algunos creen que este «Árbol de la Vida» de la Cábala corresponde al Árbol de la Vida mencionado en la Biblia (Génesis 2, 9). Este concepto metafísico (mas allá de la física ) más tarde fue adoptado por algunos cristianos, hermetistas, y aún paganos.

El Árbol de la Vida se representa en el conocido Árbol Sefirótico. El mismo se compone de diez emanaciones espirituales por parte de Dios, a través de las cuales dio origen a todo lo existente. Estas diez emanaciones, para formar el Árbol de la Vida, se intercomunican con las 22 letras del alfabeto hebreo.




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